Rosa Bárcenas
Hace aproximadamente unos cinco años que me puse un arnés y unos pies de gato por primera vez y probé la sensación de vencer la gravedad agarrándome a todo aquello que quedaba a mi alcance para no irme al suelo. El trago no sería tan malo cuando ahora tengo cinco pares de pies de gato, aunque mi evolución en grado haya sido minúscula a lo largo de estos años y parte de tener ese elevado número de calzado para escalar, es pura esencia de mujer, que exige disponer de varios tonos que convine con la ropa, usando el pretexto de que cada par es para un tipo de escalada o roca.
Centrándome en el deporte en sí, debo resaltar su importante factor psicológico, donde tu resistencia mental te hace más fuerte que tu resistencia física y donde el equilibrio y tu capacidad de respirar profundamente juegan un papel fundamental, y es que ya lo dice el refrán “más vale maña que fuerza”, la escalada a niveles normales no exige de unos fornidos brazos basta con ser capaz de templar los nervios que produce de forma natural el caer al vacío aunque te sujete una cuerda. Encaramada a la pared, sujeta en máxima tensión por minúsculos agarres con manos y pies, te dan igual muchas cosas que abajo en el suelo parecen grandes problemas, este deporte limpia totalmente tu mente, vacía tu adrenalina, solo piensas en no caer, por lo que se puede considerar como un psicólogo-ansiolítico-relajante muscular, todo en uno y al aire libre. Los buenos libros que hablan de escalar, te indican que esa no es la actitud, el pensamiento al practicar la escalada deportiva no deben ser “por favor que no me ostie”, sino que deben centrarse en subir para arriba sin pensar, solo tratar de superar la verticalidad para llegar al final de la vía, claro eso es fácil decirlo….cambiar ese pensamiento no es sencillo, así me va…. porque lo que es subir de grado no es lo mío, me sigo conformando con echar el día de campo con los amigos, terminar con las manos llenas de “padrastros” y tener pretexto para seguir coleccionando coquetas bolsas de magnesio.
En realidad es un deporte que le recomiendo a todo el mundo porque une, te hace reír, conocer gente y bellos lugares, te convierte en lagartija sin disfraz, te permite conocerte más, en la pared eres tu contigo mismo.