
Foto: RFEF.
MOVISTAR INTER 6-1 JAÉN PARAÍSO INTERIOR FS
Como si de una maldición se tratase, la Copa del Rey se le sigue resistiendo al Jaén Paraíso Interior FS. Los amarillos lo intentaron hasta que les aguantó el físico, aunque sobre todo hasta que llegó una polémica decisión arbitral que descentró a los jiennenses. La pegada de Movistar Inter hizo el resto.
El encuentro empezó tranquilo, con ambos conscientes de que controlar el tiempo era indispensable en un último escenario como ese. El mayor problema para el Jaén era quedarse sin combustible. Sobre todo, porque debían compensar el mayor desgaste en la semifinal con interrupciones en el juego para recuperar oxígeno. Eso lo leyó a la perfección el Inter, que empezó cercando la meta andaluza con alguna que otra acción elaborada. No obstante, faltaba una rotura de esquemas para que se diera entrada al frenesí, que metiera el miedo en el cuerpo a alguno de los dos y se electrizara todo. Llegó en el décimo minuto, cuando Espíndola salió a despejar una pelota con la coincidencia de que a la interceptación de Raya le siguió una mirilla en su zapatilla derecha. Su disparo entró tan ajustado que al arquero no le dio tiempo a reducir el ángulo. El 1-0 sonreía a los telefónicos.
Al Jaén no le quedó otra que reaccionar. Los disparos de Dani Zurdo y Renato no tuvieron éxito, por lo que la siguiente estrategia consistía en otros tantos de Espíndola, con más espacio, a los que sacaba rédito con diversos saques de esquina y banda, ergo, segundas oportunidades. A los telefónicos se les fue yendo poco a poco la cobertura y se intuía que el empate estaba próximo. Zurdo, que en esta Copa del Rey se mereció la corona, niveló la balanza. En el costado del área, pisó la bola para desubicar a su par y superó a Jesús Herrero con una picadita llena de talento. Mati Rosa no la tocó en el segundo palo por respeto. Faltaban tres minutos para el descanso y los amarillos sentían que era su momento. En el otro banquillo, los de Riquer volvieron a desactivar la euforia con circulaciones tan prolongadas que dejaron la euforia de la grada en un simple burbujeo. El segundo acto volvería a ser decisivo.

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El acelerador lo siguió presionando el Jaén, que de repente olvidó lo que eran las agujetas. Varias acciones de Brandi suelen tener efectos curativos en sus compañeros. Se llama confianza. El deporte, sin embargo, no siempre tiene los mismos planes que la inercia. Así las cosas, en un momento delicado del Inter apareció de nuevo Raya para soltar dopamina. Un tremendo chut del granadino dejó a Espíndola sin capacidad de reacción y subió el 2-1 al marcador. Los amarillos no podían permitir un nuevo corte de digestión con todo un mundo por delante: 17 minutos. Los torrejoneros, por su parte, buscaron el cloroformo en el armario de remedios urgentes.
El plan comenzó a ser efectivo cuando Cecilio impuso el 3-1 en un saque da banda con las manos que tocó lo justo para superar a Espíndola. Otro esfuerzo que sumar a los deberes del Jaén con 11 minutos por delante en el cronómetro. Las cabalgadas de Lucão restaron segundos que dieron vida a los azules: en una de ellas, sirvió en bandeja el cuarto gol a Drahovsky, que no desaprovechó tal regalo. Raya pudo completar su triplete en una acción en la que se marchaba solo hasta que Espíndola le cortó el paso de manera brusca. El portero fue expulsado y provocó la inferioridad numérica del Jaén a falta de ocho minutos para la conclusión. Unos 20 segundo tardó Chaguinha en anotar el 5-1. Fue el momento del juego de cinco andaluz, a la desesperada. Sin demasiada claridad, no terminó de ser efectivo ni por consolación hasta el pitido terminal. Es más, Jesús Herrero cerró el asunto con el 6-1.
De esta forma, Alberto Riquer suma el primer título desde que se inició su etapa en el banquillo interista. Lo logra en su primera final y hace pensar que su equipo ha consolidado una identidad más cercana a la de triunfador que a la de aspirante. Han roto un techo de cristal que hacía tiempo que se les resistía.