Diego M. Díaz Salado | @dmdiazsalado
El bravo ciclista de Jaén cuelga la bicicleta tras década y media como profesional en la que se ha convertido en uno de los ciclistas más importantes de la historia de Jaén. Un repaso a una trayectoria labrada a pulso en la que tanto sus victorias como su ayuda para que otros la consiguieran nacieron de un instintivo impulso de superación y entrega.
Después de 14 temporadas como profesional, Javi Moreno cuelga la bicicleta. A sus 35 años (1984, Jaén), el bravo ciclista jienense dice adiós al pelotón de máximo nivel tras una prolífica trayectoria que lo aúpa como uno de los grandes exponentes del deporte del pedal en Jaén, en un ficticio pódium tras los históricos Triki Beltrán y Martínez Heredia.
El jiennense, que ha defendido los colores de hasta siete escuadras profesionales, disputó en el Tour de Croacia sus últimos kilómetros con el maillot de Delko Marseille, conjunto francés que el próximo año tendrá relevo jienense tras el confirmado fichaje de José Manuel Díaz Gallego, a la sazón, el que será único representante de Jaén en el ciclismo profesional.
Unos días después de anunciar su decisión de dejarlo, Moreno atiende a El Deporte de Jaén para analizar su carrera, los inicios y la consecución del sueño de llegar y mantenerse en el difícil mundo del pelotón internacional, así como los motivos que le llevan a poner punto y final: “La realidad es que me hubiera gustado seguir al menos un año más, pero es cierto que este 2019 he perdido mucha motivación y eso me ha llevado, aun estando en un gran momento de forma en algunos momentos del año, a no tener la ambición necesaria para conseguir una victoria”, explica sincero. A sus 35 años y cumpliendo el segundo año de contrato firmado con Delko, revela que no ha recibido opciones serias para continuar.
Sus inicios fueron tempranos. Como cualquier joven en la España de los 90, lo suyo era jugar al fútbol. A los 12 años probó la bicicleta, y poco tiempo después fueron sus rivales quienes probaron cómo subía a fuego cuando el piso se empinaba.
En 2005, con 21 años y siendo aún amateur, disputó el Campeonato del Mundo sub23 con la selección española luego de empezar a asombrar al ciclismo patrio ganando el Campeonato de España de la categoría.
Ese año el mundial se corrió en Madrid, en un terreno completamente llano poco favorecedor para sus condiciones, las de un joven espigado que mejoraba prestaciones cuando la exigencia aumentaba.
Pasó a profesionales con el modesto Nicolás Mateos, y tras un fugaz paso por Extremadura Spiuk en 2007, en 2008 acabó donde tenía que acabar, en el Andalucía CajaSur, equipo de la tierra que seleccionaba los mejores talentos del sur.
Allí estuvo tres años para convertirse en un pujante corredor nacional, aunque ya en el primero cosechó una excelente actuación en la Vuelta a España, 21º clasificado en su debut en una grande liderando, contra pronóstico, al humilde equipo andaluz.
Más de una década después, y después de haber tomado partida tanto en las tres grandes como en pruebas de máximo nivel, Moreno reconoce que es la Vuelta la carrera en la que más ha disfrutado.
“Por destacar alguna, me quedo con la primera vez que la corrí con Movistar, saliendo desde Pamplona, la sede del equipo, y ganando la crono por equipos”, enfatiza, dando también un hueco en su corazón para la Vuelta a Asturias que ganó en su único año en Caja Rural.
“Esa victoria en Asturias supuso un antes y un después en mi carrera, porque me hizo llegar al World Tour”, en concreto, a uno de los mejores equipos del mundo, Movistar Team, donde se vería rodeado de figuras de la talla de Alejandro Valverde o Nairo Quintana.
El fichaje por la escuadra telefónica le supuso también un importante cambio de rol. De ir como líder en equipos más pequeños a trabajar para el lucimiento de otros líderes, en este caso, superclases del ciclismo.
“Allí tuve claro que en un equipo de tanta categoría o vales para ganar o tienes que valer para trabajar”, y la realidad es que Moreno, como él mismo afirma, tenía cualidades para ambos menesteres: “Entendí que podía ganar algo en las vueltas más pequeñas y hacer un buen trabajo de equipo en las grandes vueltas”.
Lo consiguió. En esta etapa en Movistar, entre 2011 y 2016, ganó la Vuelta a Castilla y León o la Vuelta a Madrid y estuvo a punto de alzar los brazos en una prueba del calendario World Tour, el Tour Down Under de Australia, amén de otros podios en rondas cortas y buenas actuaciones individuales, como la que tuvo en la carrera de casa, la Vuelta a Andalucía, donde se hizo con una victoria parcial en la contrarreloj de Coria del Río: “Fue muy especial, es la carrera que siempre iba a ver desde que era niño”. Su compromiso con la Ruta del Sur siempre fue indudable: año a año, con distintos equipos, partía en la salida, luchando por cada centímetro de terreno.
Como gregario vivió grandes tardes ciclistas. Se convirtió en uno de los más fiables de la escuadra española, acompañando a Alejandro Valverde a la Vuelta, donde el murciano hizo podio en tres ediciones consecutivas con la ayuda de Moreno e incluso subiendo al podio final de Madrid en la clasificación por equipos.
“Quizás sin tanto desgaste de trabajo cada día en una gran vuelta, hubiera tenido opciones de disputar alguna etapa, pero eso es un suponer. No me arrepiento de mi rol en el equipo en esos cinco años”, explica ahora, con el orgullo de ver los resultados obtenidos como perspectiva.
Precisamente, esa labor de coequipier de garantías hizo que todo un ganador del Tour de Francia, Vincenzo Nibali, se fiase en sus prestaciones para el gran reto del nuevo Bahrain Merida, en 2017.
Un equipo debutante en World Tour, con ambiciones, que lo fichó para acompañar al campeón italiano en sus objetivos del año. Pero la cosa no salió bien. Javi fue descalificado a las primeras de cambio en el Giro, en la cuarta etapa.
Lo llevaron al Tour, desmotivado y decepcionado por no poder ayudar a Nibali en la corsa rosa, y completó el año saliendo de partida en la Vuelta, pero en la segunda etapa tuvo una desafortunada caída que le rompió la mandíbula y sus sueños en Bahrein.
Un año aciago, que el mismo Javi considera “el peor” de su carrera, pero del que sin embargo, puede sacar alguna conclusión positiva, como la relación que abrió con Lo Squalo: “Hablar de Nibali, o Valverde, es para mí decir que son dos de las mejores personas que he conocido en este mundo. Gente sencilla y buenos compañeros. Y no es fácil soportar la presión que tienen los corredores como ellos. Ha sido un lujo haber sido su gregario”, expresa el ciclista jienense.
Del emirato a la vieja Europa. Tras ese 2017 negro, Javi no renueva con Bahrein y cambia de aires, deseoso de reencontrarse con mejores sensaciones. Y lo consigue, porque rendirse nunca llegó a ser una opción, pese a un evidente bajó anímico.
Ficha por Delko Marseille, bajando de categoría, pero convirtiéndose en una de las referencias del equipo francés. En 2018 da unos resultados excepcionales: gana el Sharjah Tour, su carrera debut con el nuevo equipo, mantiene buena presencia en Andalucía y vuelve a alzar los brazos en otra vuelta corta, la de Aragón, esta sin embargo por la sanción a Jaime Rosón (quedó segundo en la general).
En Austria o en el Tour de L’Ain demuestra que las vueltas cortas le van bien, manteniendo el pulso escalador y su buena planta de rodador en pruebas cronometradas.
Ya en el presente 2019, con resultados más discretos, supone su adiós a la alta competición. Una retirada que lo será solo del ciclismo profesional, pero con ambiciones de seguir dando el callo en el mountain bike, como ya ha anunciado, reto para el que se está preparando a conciencia: “Poco a poco me voy soltando en las partes más técnicas, que es mi lo que más me cuesta porque nunca lo he hecho”, señala, al tiempo que deja claro cuál será su próximo objetivo en el MTB: “Mi única meta es disfrutar de mi deporte”.
Al respecto de la situación del ciclismo en su tierra, Javi también tiene una opinión formada. “La situación es mala”, explica, “porque no hay base de ciclismo en Jaén. Apenas un par de clubes tienen cantera, pero no tienen carreras en la provincia. Ahora tenemos a Jose Manuel (Díaz Gallego) que llega a Delko donde seguro lo va a hacer bien y tendrá una larga carrera por delante. Tiene cualidades para hacernos disfrutar a los aficionados de Jaén, pero por desgracia hay muy pocos que le sigan los pasos. Solo a David Delgado y Mario Vílches los veo con capacidad para ser profesionales”.
Con la retirada profesional de Javier Moreno Bazán, Jaén pierde a uno de sus grandes embajadores en el deporte internacional. Una referencia de la provincia, y un ejemplo de superación, entrega y lealtad.
Que se lo pregunten a Valverde, en aquella recordada etapa del Tour Down Under de Australia cuando, prácticamente conducido por Moreno, volvió a la victoria tras año y medio de sanción.
Una vez más, y no fueron pocas, lo había dado todo en su abnegada labor de gregario, aún a sabiendas que tenía piernas y fuerzas para pelear su propio triunfo.
Profesionalidad por doquier, la del gregario total: el que apenas fallaba a sus líderes cuando era cola de león y el mismo que respondía cuando se colocaba la cabeza de ratón.