
Óscar Quesada, tras la conclusión del último partido liguero frente al Extremadura. Foto: Juande Ortiz.
Óscar Quesada es sin duda la referencia para compañeros, canteranos, aficionados y opinión pública. Su papel dentro y fuera del terreno de juego ha sido fundamental para la entidad jiennense. Respetado por compañeros y rivales, el trágico descenso de categoría ha afectado al de Orcera, que en representación del vestuario manifestaba que tanto él como sus compañeros “estamos bastante fastidiados y hundidos, como mucha gente desde el domingo. Hay que levantarse y tirar para adelante. Nos quedan dos partidos, que aunque no nos juguemos nada hay que ir a competirlos e intentar ganar. Va a ser complicado por el estado de ánimo del equipo pero tenemos que ir con la mejor predisposición posible e intentar traernos una victoria de Villanueva de la Serena”.
Aunque sin demasiadas ganas de pensar en el futuro, Quesada reconoce que el episodio del pasado domingo será difícil de superar. El futbolista jiennense reconoce que “hay que ir haciéndose a la idea de donde estará el Real Jaén la próxima temporada y el año que viene va a haber muchos partidos en la provincia. Será una Tercera en la que el Real Jaén estará llamado a ser el mejor de la provincia. La transición no va a ser fácil. No se si habrá ofertas de otros sitios que no sean el Jaén. Mi primera idea, si sigo adelante, es sentarme y escuchar al Real Jaén y tomar una decisión”.
En cuanto al ámbito personal, el propio Óscar Quesada admite que “no tengo la cabeza para pensar mucho. Creo que esas decisiones hay que tomarlas en frío y habrá que esperar a que termine la temporada, valorar si hay alguna oferta. Sobre todo ver cómo está la cabeza porque físicamente creo que puedo seguir otro año, pero la cabeza es lo que más me preocupa. Después del descenso de Segunda División, ya me costó muchísimo volver a la competición. Es un palo anímico fuerte. Ya habrá tiempo de valorar si es el punto final o seguirnos otro año. Para continuar, y de lo poco que he pensado en estos dos días, puede pesar la deuda que tengo con el equipo por este descenso tan dramático. El tema mental no se si llegaría a ser algo positivo o negativo para el equipo. Habrá que esperar a que termine la temporada y ver qué pasa y qué ideas tiene el club. Será una decisión complicada sea la que sea. Son cinco años aquí, en los que por desgracia han sido más las penas que las alegrías, pero como siempre he dicho ha sido un orgullo y me considero un privilegiado por vestir esta camiseta. Si sigo sí es verdad que sería mi último año. Físicamente este año no me he encontrado mal, he jugado bastantes minutos. Para seguir aquí otro año hay que esperar que termine la temporada y ver si cuentan conmigo. En ese caso, llegará el momento de valorar si seguir adelante o dejarlo ya”.
El jugador orcereño también se ha referido a la relación con la nueva dirección del Club y a las posibles soluciones a más corto plazo: “Nos dijeron que esta semana había Consejo de Administración, que formarían el Consejo y seguirían adelante con su plan para pagarnos lo que se nos debe. No se si será en este mes o el que viene. Los futbolistas tenemos la posibilidad de denunciar a finales de este mes y si llega el plazo, cada uno hará lo que el vea. A mí me da sensación de tranquilidad, porque están trabajando. Me da confianza en ese sentido. Espero que en estas semanas se solucione todo”.
A modo de conclusión, Óscar Quesada ha analizado las posibles causas que han derivado en el descenso de categoría del Real Jaén. El de Orcera asegura que “culpables creo que hemos sido todos. Desde el verano las cosas no se hicieron bien. Empezó una temporada ilusionante, pronto empezaron los problemas con la dimisión de Vilches e Hidalgo y, a partir de ahí, los que nos dieron su palabra dejaron el club de la mano de Dios. Muchas promesas incumplidas. Nosotros somos los culpables deportivos pero ellos, me refiero a la familia Hitos, son los culpables de que el Club se desmantelara. No hemos competido en igualdad de condiciones que el resto de equipos. Somos el único equipo que no se reforzó en el mercado invernal y en el que se han marchado cuatro compañeros, que en el momento de su salida, eran titulares fijos. La salida de Cifu y Molina nos ha hecho mucho daño, había poco margen y eran jugadores muy importantes. El cuerpo técnico que había creo que tampoco hizo bien su trabajo en estos meses. En otras condiciones, el cambio se habría dado bastante antes. Desde noviembre se fueron cometiendo muchos fallos y el Real Jaén se iba desangrando. Había gente que tenía la posibilidad de remediarlo y dejaron que pasaran los meses. Se veía que había que cambiar cosas y no les ha importado mucho. Al final los que lo hemos sufrido hemos sido los trabajadores que nos hemos quedado en el club y, sobre todo, los aficionados que son los que se han llevado el mayor palo”.