Francisco Trillo // @chescotrillo
En ocasiones el estigma y prejuicios sociales que la disciplina psicológica aún sufre en nuestro país hace que irrumpan términos en ingles más “cool” que nos impiden reflexionar sobre lo que realmente necesitamos y queremos.
Sócrates defendía el aprender frente al enseñar. Creía en la Mayéutica (del griego maieutikós traducido como obstetricia) como el arte de dar a luz la sabiduría por parte del pensador. Desarrolló, de esta manera, el método socrático con el que consideraba que el conocimiento estaba presente en el sujeto y no en el maestro. Esta la herramienta fundamental de un Coach. Un Diálogo Socrático es la forma más popular del método socrático en la que los participantes intentan investigar de un modo más o menos estructurado la verdad y el valor de sus opiniones, con la intención de responder a las preguntas elegidas por ellos mismos.
En los últimos 10 años aproximadamente se ha incrementado notablemente el uso y popularización del Coaching implantándose con fuerza tanto en el mundo empresarial, laboral así como en el ámbito deportivo. Encontrar, por parte de un cliente, un Coach que ayude al rendimiento personal es una metáfora deportiva del entrenador del equipo que ayuda a sus jugadores (Coachee) a mejorar sus resultados de cara a su competición. El objetivo de este artículo es intentar vislumbrar ciertas diferencias, puntos comunes y utilidad entre la Psicología y el Coaching ofreciendo al lector una oportunidad de reflexión de cara a conocer sus ámbitos de aplicación y el personal cualificado para ello.
Coaching: La definición
Desde el inicio de este siglo aparecen autores que comienzan a definir el Coaching como un proceso interactivo que permite asistir y apoyar al otro desarrollando su propio potencial (Wolk, 2003), como un proceso de acompañamiento que intenta liberar el potencial de la otra persona mediante un facilitador o coach a través del autoconocimiento (Whitmore, 2011). En España, una de las definiciones más rigurosas y que recoge los diferentes aspectos comunes de todas las definiciones anteriores es la del psicólogo del deporte David Peris (2013). Este lo define como un “acompañamiento experto con una dirección determinada, en la que un profesional externo que actúa como coach, aplica una serie de estrategias encaminadas a que otra (u otras) personas (el coachee) mejore su situación, laboral, profesional, personal, etc., por medio de la optimización de sus propias habilidades y recursos, con vistas a lograr los objetivos planteados al inicio de este proceso”.
Diferencias básicas entre Psicología y Coaching
En esta definición aparece una de las principales diferencias, el experto que aplica el Coaching. Un coach no necesita ser psicólogo. Puede haber estudiado empresariales o informática y hacerse un cursillo de meses de duración. Ante la creciente confusión que originaba el Coaching, el Colegio Oficial de Psicólogos de España consultó al Ministerio de Educación, Cultura y Deportes, contestando con fecha 15 de abril de 2014, que NO existe una titulación universitaria ni de formación profesional que contemple la habilitación profesional de Coach/Coaching deportivo, entrenador actitudinal o mental, que tampoco existen centros oficiales de enseñanza para dicha actividad, aunque SÍ se reconoce la existencia de materias relacionadas con contenidos psicológicos para la mejora del rendimiento dentro de programas de diferentes másteres universitarios, cuyo contenido es propio y no oficial.
Por lo tanto, otro aspecto diferenciador y muy relevante es que la Psicología es una ciencia que lleva décadas investigando, experimentando y reuniendo evidencia empírica para explicar cualquier tipo de problema en diferentes contextos, explicándolo a partir de un marco teórico. Mientras que como defiende Enrique Cantón (2014), el Coaching es “básicamente una metodología o enfoque para el desarrollo personal en diferentes ámbitos que, eso sí, se sustenta en su base en los conocimientos y estrategias desarrolladas primordialmente por la Psicología”. Se habla entonces de dos niveles diferentes, desiguales y poco comparables ya que por un lado tenemos la Psicología, una disciplina científica y por otro el Coaching, una técnica derivada de la propia disciplina.
Es decir, con lo expuesto se deduce que si usted se pone en manos de un Coach, este podría ofrecerle mucha más ayuda, asesoramiento y recursos si es psicólogo. Puesto que en una sesión aparecen emociones, pensamientos y conductas, la formación del psicólogo permitirá siempre manejar mejor dichas expresiones durante la sesión que una persona que no tiene formación sobre conductismo, emociones o cognitivismo. En algunos casos sería un error considerar que un problema cotidiano o “mundano” como disputas en el ámbito laboral derivadas de la ambición profesional o el manejo de la ansiedad en competición para un deportista, no sean problemas relevantes para tratar de forma clínica. Dicho de otro modo, casi todo el mundo puede curar una herida, pero sólo algunos profesionales saben intervenir si esa herida se infecta y conocer qué tipo de infección es, por qué se ha provocado y prescribir el tratamiento necesario.
El territorio común
Efectivamente las estrategias del Coaching forman parte de la historia científica y experimental de conocimientos y técnicas de la Psicología. De ahí que se hable abiertamente de que el Coaching puede formar parte de la actividad profesional habitual de cualquier Psicólogo/a, debidamente formado y especializado en este ámbito, como tiene que ocurrir con cualquier otra competencia técnica. Por otro lado, se plantea la cuestión de delimitar y aclarar el contexto, población y capacitación profesional del Coaching aplicado por no psicólogos. Como cualquier otra actividad profesional, esta necesita de una regularización, capacidad y competencias por parte de la persona que ofrece el servicio. El empleo por parte de otros profesionales podría ser adecuado siempre y cuando se establecieran claramente limites, aplicación y requisitos de la técnica junto con el usuario. En este sentido, parece razonable que sea el propio usuario el que se empodere “informativamente” a la hora de contratar estos servicios. Conocer qué necesita, en qué contexto, con qué fines y sobre todo, si una vez que se prueba cumple tanto las expectativas como las necesidades.
A partir de las páginas oficiales de los colegios profesionales de psicólogos de cada comunidad autónoma, las diferentes facultades de psicología de las universidades y rigurosos autores como algunos de los citados en este texto, el ciudadano puede documentarse, reflexionar y sobre todo elegir el tipo de profesional y disciplina que se adapte a su situación personal, eso sí, teniendo en cuenta siempre el marco científico como referente. Quizás habría que pensar no sólo en el acompañamiento de una persona (Coach, psicólogo…), sino también en que la ciencia nos acompañe.
@chescotrillo
Perfil profesional en LinkedIn. https://es.linkedin.com/in/ftrillo
Referencias
Chirivella-DOI, E. C. (2014). ¿El coaching es psicología?¿ Quién puede aplicar el Coaching y en qué entornos?. Informació Psicologica, (107), 2-10.
Peris, D. (2013). Apuntes del Master de Coaching y Liderazgo. Fundación ADEIT. Universidad de Valencia (España).
Wolk, L. (2003). Coaching. El arte de soplar brasas, Buenos Aires, Gran Aldea.
Whitmore, J. (2011). Coaching: El método para mejorar el rendimiento de las personas. Los principios y la práctica del coaching y del liderazgo por el confundador y principal experto en la materia.