@jj_ballesteros
El equipo Juvenil del Unión Deportiva Ciudad de Torredonjimeno sufrió en la tarde del domingo un auténtico infierno en las instalaciones de la ciudad deportiva Los Ángeles de Almería. Después de un encuentro competitivo y con un festival de goles, correspondiente a la octava jornada del grupo XIII de la Liga Nacional Juvenil de fútbol y entre el CD Oriente y el UDC Torredonjimeno, llegó el amargo trago para los jugadores del conjunto tosiriano: siete jugadores y el entrenador del equipo fueron apaleados tras el pitido final por un grupo de más de cuarenta personas.
Todo comenzó en el minuto 93 del partido, cuando un balón colgado al área local fue rematado al fondo de la red por el jugador del Torredonjimeno David Moreno, que colocó el empate en el marcador. Los jugadores del CD Oriente se acercaron al árbitro (Fernández Cintas) para protestar la posición de fuera de juego del jugador visitante, aunque el colegiado dio por bueno la diana del cuadro jiennense, con la que concluiría el tiempo reglamentario.
A partir de ahí, tal y como nos comenta a la redacción de El Deporte de Jaén el entrenador del Torredonjimeno, Manuel Molina, llegaría el bochornoso espectáculo. “En un principio les dije a mis jugadores que nos quedáramos en el centro del campo ante las protestas que estaban haciendo los jugadores del Oriente, pero finalmente decidí que nos fuéramos a vestuarios para resguardarnos”, subraya el técnico. “Les di unas indicaciones fundamentales a todos mis jugadores: todos con la cabeza abajo, sin mirar a nadie y sin hablar con nadie”. Y es que, un grupo de aficionados del equipo rival comenzó a entrar en el campo y les siguió hasta la zona de vestuarios.
Los jugadores del Torredonjimeno se dirigieron hasta la zona de vestuarios, donde el caos se apoderó de este grupo de cuarenta o cincuenta personas (aficionados, padres y jugadores), que comenzaron a golpear a los jóvenes tosirianos. “Todos comenzaron a darnos puñetazos en la boca, patadas en la espalda, rodillazos en la cara y a clavarnos los tacos de sus botas”, relata el técnico. “No teníamos salida, estábamos encerrados en un cuarto de cuatro metros cuadrados y solo teníamos una escapatoria: una valla de tres metros que algunos de nuestros jugadores se atrevieron a saltar y por ello sufrieron lesiones en sus tobillos. Sin embargo, yo me quedé con tres o cuatro y allí continuaron los golpes. Concretamente, abracé a uno de mis jugadores porque le estaban pegando muy fuerte y lo intenté proteger con mi cuerpo, y preferí que me pegaran en la espalda o en las costillas, que recibir golpes en la cara”, comenta aterrado Manuel Molina. Un problema grave del que destaca amargamente una imagen: “Tengo la imagen grabada de un niño de unos doce años pegándonos, y mucha gente alrededor de él haciendo lo mismo”.
De ahí, lograron salir, montarse en el autobús y regresar a casa, perplejos y lastimados. Manuel Molina indica que en ningún momento ha recibido disculpas por parte del club, ni tan siquiera han preguntado cómo están los chavales heridos. Parece asombroso que lo único que le importara a los directivos del club es que “dije que no queríamos los bocadillos que nuestros chavales se iban a tomar después del encuentro”. Por lo tanto, “nos tuvimos que parar a cenar en mitad del viaje de vuelta y los jugadores no se lo podían creer. Además, recordaban que tenemos otro viaje a Almería y mostraban su miedo a que vuelvan a sufrir agresiones allí, aunque el rival no sea el mismo”.
Ahora toca tomar medidas, tanto en lo deportivo como en lo extradeportivo. Ya se han registrado algunas denuncias de los jugadores afectados y del propio entrenador, pero a nivel federativo esperan que se tomen medidas para que esto no vuelva a pasar y se castiguen este tipo de actuaciones en el mundo del deporte.
La pasada noche le costó conciliar el sueño, pero Manuel Molina tiene desde hoy mismo un largo trabajo con el objetivo de animar a sus jugadores a que continúen practicando el fútbol sin miedos, con deportividad y con los correctos valores. “Quizás esto nos pueda unir más como equipo, pero no tenemos que dejarlo en el olvido”, puntualiza el entrenador de los juveniles.