
Los linarenses no lograron vencer contra diez hombres. Fotos: Juande Ortiz.
Fran Orta
Perder ante tu afición nunca es plato de buen gusto, y más aún si ha estado reflejado en unas carencias que no se han visto en encuentros anteriores. El Linares Deportivo recibía a un Real Murcia con el feliz recuerdo aún del triunfo en tierras onubenses. Sin embargo, el guion preparado para este partido en el vetusto Linarejos no fue, ni de lejos, el supuestamente esperado para un equipo que ya empezaba a manejarse como un peso pesado de la categoría.
Durante los 90 minutos del partido apenas se pudo disfrutar de un fútbol fluido y agradable por parte de ninguno de los dos conjuntos. Los de Miguel Rivera entraron al verde con la notable intención de mantener una buena presión arriba y en contrarrestar la presencia murciana con un once muy bien posicionado en el campo y con las ideas muy claras. A pesar de ello, el buen hacer de los visitantes y su solvencia en todas las líneas desbarataban las pocas ocasiones en las que los azulillos probaban suerte en acciones de ataque. Sin un dominador claro en el juego, la batalla parecía estar más en la pizarra que en la conjunción del césped y la pelota.
Pese a la lentitud del partido, los linarenses iban a disponer de las mejores ocasiones en el primer tramo del encuentro. Curto, a los dos minutos, le robó la cartera a Rivas, meta visitante, y envió un balón a la portería que no encontró el pie de ni la cabeza de Corpas para hacer el primer tanto local. El Real Murcia declinó hacerse con las manijas del partido y apostó por llegar velozmente al área de Lopito con transiciones rápidas que siempre tenían como objetivo los pies de Cuero, el jugador más peligroso y presencial de la escuadra pimentonera. Ante la ausencia de fútbol por parte de los dos equipos, el juego se centró más en el plano defensivo y en jugadas directas. En este marco, las continuas interrupciones por faltas y los balones altos divididos fueron protagonistas en la mayor parte del partido.
Sin embargo, el hecho que cambiaría sorprendentemente el color del partido sería la expulsión de Cruz, por doble amarilla, que dejó al Real Murcia con 10 en el minuto 23. Pero, lo que a priori debería de haber sido un jarro de agua fría para los visitantes, se convirtió en un martirio para los azulillos. La expulsión no solo iba a ser una inyección de moral para los murcianos, sino que aplacó y espesó aún más el juego del Linares. De hecho, dos minutos más tarde, en el 25, llegaría el gol del Murcia. Centro, al sacar una falta unos metros antes de la frontal del área local, y remate de cabeza impecable de Golo, que hizo gala y uso de su poderío físico para hacer de su testarazo la mejor recompensa al pundonor de sus compañeros jugando con uno menos.
A partir de este momento el latigazo a la moral azulilla se hizo presente en cada una de las acciones del partido. Ni jugadas hilvanadas, ni contención en los balones divididos, y una ruleta de nerviosismo y precipitaciones que ya hacían ver, antes de tiempo, que este partido no iba a ser el mejor de los linarenses en este curso. La poca luz que se podía atisbar la suministraban Gámiz, con un punto más de creatividad y presencia que el resto, y Curto, que pese a bregar continuamente con la solvente zaga rival, se trabajó alguna que otra ocasión, una de ellas una chilena que estuvo cerca de suponer el empate para los de Miguel Rivera.
Con un jugador más, a poco tiempo de acabar la primera parte, el Linares pareció darse cuenta de que podía aprovechar su superioridad, pero las intenciones fueron más evidentes que los hechos. Además, la fe y el trabajo del Real Murcia no dejaron de crecer desde que se pusieron por delante, y contaban con el comunal despliegue físico de Cuero, que hizo sudar sangre a toda la defensa local. Fin de la primera mitad, gol y respiro para los visitantes, y muchas tareas pendientes para el Linares en la segunda parte.
Pero nada más lejos de la realidad, tras la reanudación el guion protagonista del resto del partido lo iba a escribir el conjunto entrenado por Paco García. Miguel Rivera dejó en el banco a Gámiz para dar entrada a Mario Martos, pese a ser el granadino uno de los pocos destacados en los primeros minutos. Los murcianos no solo se olvidaron de que estaban jugando con un jugador menos, sino que no tuvieron reparo en esperar a un Linares muy estéril y desesperado, y además ofrecieron un trabajo conjunto de apoyos y posicionamiento en el campo que les iba a defender el resultado a favor. Si no encontramos ningún indicio de juego vistoso o de riesgo en la primera parte, la segunda iba a ser incluso menor. Pocas oportunidades en las dos porterías pero mucha intranquilidad en los jugadores azulillos y en la grada del Linarejos. Los de Miguel Rivera sí que intentaban arremeter y acercarse al área defendida por Rivas, pero ninguno de los acercamientos inquietaba a la defensa pimentonera, que una vez y otra desbarataba cualquier ensayo linarense.
A partir del minuto 60 empezaron los cambios por parte de ambos conjuntos. Miguel Rivera apostó por meter más tralla arriba con las salidas de Casi y Canillas, y Paco García movió su banquillo para dar respiro al equipo y para intentar pausar un poco el encuentro. De hecho, el plan de los pimentoneros fue sencillamente el más apropiado para llevarse a casa los tres puntos. El grado de desesperación de los locales era tal que hasta las contadas ocasiones del Murcia a la contra generaban más peligro que las acometidas linarenses. Tan solo un par de disparos desde fuera del área y algún centro, que acababa siempre en las manos del meta rival, fueron las intentonas de los azulillos, que poco se parecieron al equipo que conquistó Huelva.
En el ‘haber’ del Linares destacamos el serio partido de Guilló en el centro del campo junto a Cuerva; la insistencia de Curto, que no tuvo su ‘curtazo’; la meritoria actuación de Joselu, siempre presente y activo en todos los encuentros; y la solvencia mostrada por la pareja de centrales formada por Gonzalo y Rosales, que a pesar de las dificultades hicieron frente a las llegadas peligrosas de los visitantes. En el ‘debe’ de los mineros de este domingo queda anotado el olvido, esperemos que temporal, de la actitud atacante y ganadora que vimos frente al Recre y en jornadas anteriores. Pese a la derrota, quedan mimbres que siguen apuntándonos al optimismo esta temporada. Solo han sido tres puntos perdidos en casa y el descenso de un puesto en la tabla clasificatoria. Séptimos en la décima jornada, una derrota con sabor amargo frente a tu público, pero un grupo de jugadores que denotan calidad y entrega de sobra para volver a la senda del triunfo. Con todos estos elementos, éste ha podido ser un partido para olvidar, o quizás no. De todo se aprende.
FICHA TÉCNICA
Linares Deportivo (0).- Lopito, Joselu, Jonathan Rosales, Gonzalo (Casi, min.68), Higinio, Corpas, Cuerva, Sergi Guilló, Gámiz (Mario Martos, min.45), Víctor Curto y Luis Lara (Canillas, min.72).
Real Murcia (1).- Rivas, Adot, Pumar, Golobart, Fran Morante, Armando, Isi, Adrián Cruz, Wilson Cuero (Borja Martín, min.75), Diego Benito (Álvaro Moreno, min.87) y Germán (Titi, min.56).
Goles.- 0-1, Golobart (min.26)
Arbitro.- Pérez Muley (C.Madrileño). En el Linares Deportivo, amarillas para Gonzalo (minuto 10), Curto (min. 41), Corpas (min. 60) y Rosales (min.89). En el Real Murcia, amarillas a Isi (min. 34) y Rivas (min. 76). Roja por doble amarilla a Cruz (min. 12 y 23).
Incidencias.- Encuentro correspondiente a la décima jornada de liga en el grupo IV de la Segunda División B entre el Linares Deportivo y el Real Murcia, en el estadio de Linarejos.