Alejandro Copete // @Ale_Copete
Tras un año complicado y con mucho sufrimiento hasta el final, desde la capital sevillana lo tienen claro: hay que cambiarla política del filial. Con el primer equipo sumido en éxitos y de nuevo disputando tres competiciones, el futuro de la entidad pasa por fortalecer a sus jóvenes valores. Salvo bajas como Mode, el ascenso de jugadores como Luismi o la incertidumbre creada con el delantero Juan Muñoz, en el limbo del Sevilla FC, el Sevilla Atlético o una cesión; el bloque del año pasado, que fue el más joven de la categoría, se mantiene.
Un grupo de jugadores en su mayoría procedentes de las categorías juveniles que pecaron de novatos y sus registros no fueron buenos, sobre todo fuera de la ciudad de Sevilla, que se volvieron hasta dantescos. Al final salvaron la categoría pero cada vez que echan un vistazo a los anuarios se dan cuenta que solamente un mísero punto les separó de la quema. Todos esperan que el Sevilla Atlético hay aprovechado la temporada 14/15 para madurar y añadir más calidad a una cosecha donde los nombres propios son los de Cotán, Tena y Carlos Fernández, campeón de Europa sub-19.
Tampoco lo tuvo fácil el entrenador gallego Diego Martínez, a quién se le sumaron las críticas por parte de la afición por un estilo de juego rácano y demasiado conservador. La idea del míster es la de un equipo ordenado, que sepa sufrir y rocoso, como se pudo ver el año pasado por lo menos en la Ciudad Deportiva sevillista. Pero El fútbol en el Sur pide algo más de magia y los sevillistas piensan que sus “niños” pueden hacerlo pese a su juventud. Para remediar esa inexperiencia han llegado jugadores con muchos minutos en Segunda B y Segunda, como el central cordobés Bernardo Cruz; y hasta jugadores con experiencia en Primera: el delantero Ivi, procedente del filial del Getafe pero que ya sabe lo que es debutar con el primer equipo. Otro fichaje, el también atacante Carrilo fue el más activo en la primera jornada.
Fortalecer al filial sin olvidar al primer equipo, aunque esto último parece que va a pasar a ser un objetivo secundario esta temporada viendo el nivel existente arriba en el Olimpo hispalense. Pero eso nunca se sabe. Lo que sí es palpable es que tras 4 años sin jugar liguilla de ascenso pesa a un filial que tuvo sus momentos de gloria en la categoría de plata. Por lo pronto la semana pasada deparó un empate a cero contra el UCAM en Murcia, algo que da confianza al Sevilla Atlético ya que era una de las asignaturas pendientes. La otra era seguir fuertes en casa. El Real Jaén será la piedra de toque, el catador que comprobará si la cosecha sigue su curso o se ha avinagrado.










