Alejandro Copete // @Ale_Copete
Cuando eres joven puedes brillar más que el sol, rugir más que los océanos en tempestad y luchar más que cualquier ejército del mundo. Toda una fuerza de la naturaleza. The young ones. Dispuestos siempre a comerse el mundo de un solo bocado. Y en el Sevilla Atlético saben de eso: 19,5 años de media en la plantilla la hacen de las más jóvenes (si no la que más) de toda la categoría. La mayoría viniendo de un equipo juvenil (ganador de 2 de los últimos 3 campeonatos de liga juvenil disputados, como para no confiar en ellos) que muestran la construcción de un árbol genealógico sevillista.
Visto lo visto la temporada pasada donde se sufrió hasta última hora, y viendo el inicio de ésta, muchos piensan que los años del filial hispalense en la categoría de plata quedan lejos a priori. Todo apunta a otro objetivo: nutrir al primer equipo de jugadores ya sea para alegrar las tardes de los aficionados nervionenses, ya sea para dejar dinero en las arcas de un club que apuesta por la filosofía del vender para crecer. Pero para ello también se necesita un equipo que sepa competir y la inexperiencia de los pequeños sevillistas pesa, ocupando puestos de descenso directo. Todavía queda muchísimo, pero a nadie le gusta verse de rojo en la tabla.
El cambio más importante con respecto a la temporada pasada ha sido el banquillo. Tras 20 años recalando en diferentes puestos dentro del club sevillano, Ramón Tejada hizo las maletas. Y es ahora Diego Martínez quien tiene que afrontar jornada tras jornada sabiendo que tus mejores valores pueden ser llamados desde arriba. Como la delantera formada por Carlos Fernández y Juan Muñoz, gente con mucho gol; el centrocampista Cotán, representante de un mediocampo al que le gusta jugar bonito y el lateral Sedeño, llamado a filas internacionales sub-19. Un grupo que es fuerte en casa (solo ha dejado escapar puntos frente a Cádiz y Lucena) pero que pierde todo ese esfuerzo fuera de casa, donde ni siquiera consiguen marcar goles.
A la espera de la recuperación de jugadores que están llamados a subir la calidad del equipo, el Sevilla Atlético afronta los partidos como exámenes, como pruebas de nivel. Una evaluación continua que puede acabar con Matrícula de Honor. De momento, y aunque los resultados no acompañen, tanto aficionados como plantel técnico y directivo lo tienen claro: dejen jugar a los niños.