Alejandro Copete // @Ale_Copete
Volvió el filial verdiblanco a la categoría de bronce tras un año en Tercera. Aunque fue campeón de su grupo, sufrió mucho en las eliminatorias de ascenso y eso hizo que afición y directiva sintieran con una sensación agridulce ese logro. Quizás eso fue lo que provocó la salida de Cano como entrenador y la llegada de un mito del beticismo como Juan Merino. Concuerda con la política actual del Betis, que está reservando a exjugadores puestos en la planta noble y en los banquillos: Alexis Trujillo, Juanito, Capi… Todo queda en casa en la entidad de Heliópolis.
De momento, el equipo se encuentra en una fase de adaptación a la categoría y a su nuevo técnico, donde parece que destaca mucho el físico y la presión. Y no va mal, porque ha conseguido sumar una victoria y la derrota fue asequible en todo un fortín como es el Ramón de Carranza. Pero la exigencia en un filial es alta y el público ansía ver a sus futuros ídolos ya despuntar en el césped de la Ciudad Deportiva Luis del Sol. Y en el club sevillano más, debido a su situación económica con administradores concursales que tienen claro que cuenta más que el equipo siga existiendo a realizar riesgos con el dinero. Por eso, uno de los planes estrella y que más confianza ha puesto el Real Betis es el llamado “Proyecto Heliópolis”: la apuesta por la cantera.
Y el filial, el máximo exponente de todo el árbol genealógico verdiblanco, el hijo mayor al que todos sus hermanos menores deben observar para aprender, el último paso a la gloria; también se ha visto afectado. Hay jugadores que actualmente andan a medio camino entre el B y el primer equipo, como el defensa Caro o el mediocentro Carlos García, y otros que han sido ascendidos del juvenil (hasta un total de 6) como Dani Ceballos y Pepelu, que ya saben lo que es ir convocados con el Real Betis. También los béticos tienen muchas esperanzas en el delantero Isuardi y De La hoz, pívote defensivo.
Ya lo decíamos el año pasado y lo repetiremos este año: un filial siempre parte con una mínima ventaja mental, porque saben que buenas actuaciones pueden tener su recompensa. Pero en el Real Betis a veces es algo negativo. La afición bética es muy exigente con los hombres de la casa, tanto que a veces pueden llegar a repudiar a los propios hijos, más cuando se supone que tienen que ser parte clave en el primer equipo. Y en un equipo recién ascendido, ser el pilar maestro del “Proyecto Heliópolis” puede ser una carga digna de Atlas sosteniendo el Mundo. En este caso, verdiblanco.