El análisis de Emilio Antolín
Cuatro envites al amparo de su fiel hinchada, y cuatro victorias que han convertido al Sporting de Gijón en el único equipo de la División de Plata que aún no ha cedido un sólo punto de su feudo en la presente temporada.
El Real Jaén visita este domingo El Molinón, un clásico del fútbol español donde se verá las caras con un conjunto que basa su juego en un sistema 1-4-3-3, en el que los costados juegan un papel protagonista. Precisamente la profundidad por banda y la idea de sacar el balón jugado desde atrás se pueden considerar sus señas de identidad.
Como el equipo histórico que es, Sandoval ha conseguido que su Sporting sea dueño y señor de cada partido, sepa marcar los tiempos, controlar el balón y asestar el golpe mortal al rival en el momento adecuado. A la conocida calidad del centro del campo y la efectividad arriba, este año se le ha sumado una solidez defensiva que hace de los asturianos un equipo difícilmente superable.
Un escuadra harto complicada de doblegar, por tanto, que sin embargo sufre a veces por la obsesión de su técnico de sacar el balón jugado. Demostrado ha quedado en partidos como el que midió a los rojiblancos recientemente contra el Eibar que una presión efectiva de los delanteros rivales hace sonrojar a una retaguardia que ni mucho menos está sobrada de calidad, posiblemente única flaqueza de una máquina asturiana casi perfecta.
A tener en cuenta: bandas incisivas y precisión en la definición; aún no ha cedido un punto como local.
Punto flaco: la zaga sufre a la hora de sacar el balón jugado si el rival presiona arriba.