José Ángel Martos // @Joseangelmartos
Tres partidos sin conocer la victoria, han bastado para que concluya el periplo de Aybar en el Real Jaén. Relegado de sus funciones en los despachos por un mito lagarto como Antonio Rueda, solo le quedaba ser cesado del banquillo. Era un secreto a voces, y aunque en la terna aparecían nombres tan ilusionantes como los de Fabri, Toril y Berges, fue el ex jugador de Córdoba, Tenerife y Celta, campeón olímpico en Barcelona 92, el elegido para el ascenso.
El preparador cordobés es buen conocedor del fútbol de barro, y su corto curriculum lo acredita: Lucena, Almería B, Pozoblanco, Córdoba B, incluso tuvo el mando de los vecinos linarenses. Pero su gran oportunidad llegó con el equipo de sus amores, el Córdoba. Tras la marcha de Paco Jémez, el presidente blanquiverde Carlos González pensó que el sustituto idóneo estaba en el filial. Y la cosa es que el equipo no lo hizo nada mal. Coqueteando siempre con los puestos de play off, Berges fue destituido en la jornada 33 dejando al grupo en novena posición. Después de aquello, todo fue un desastre con Esnáider. Además, siempre se le recordará por ser el primer entrenador que en más de 30 años hizo que el FC Barcelona jugase en el Arcángel. Unos octavos de final de la Copa del Rey tras apear a la Real Sociedad.
Desde su destitución, se ha dedicado a otras labores dentro del mundo de fútbol, relacionadas también con los medios de comunicación. Articulista en un periódico y asiduo a las tertulias deportivas de nuestros compañeros en Córdoba, Berges ha tenido sobre la mesa ofertas del Burgos y la Ponferradina entre otras. Pero ha sido está, la de un histórico como el Real Jaén la que más le ha seducido.
Para quienes no le conozcan, Rafael Berges Martín, que en una semana cumplirá 44 años, es un técnico trabajador, amante del orden defensivo, (como central que era), pero con buen gusto por la pelota. Su propuesta será la de un Real Jaén que mande en el juego y en el marcador, con muy pocas concesiones atrás y mucho juego por banda.
Pero Berges no trae una varita mágica bajo el brazo. Hacía falta un revulsivo en el vestuario y ya está aquí. Ahora hacen falta jugadores que suplan las bajas y las carencias que ha mostrado el equipo en las últimas fechas. Y es lo que se espera. Haga magia o no, todos deseamos y confiamos en que Berges sea el entrenador del ascenso.