Nadie dijo que iba a ser fácil y cualquier tópico sobre lanzar las campanas al vuelo se podría aplicar tras la pasada victoria ante el Girona o el pase a la tercera ronda de la Copa del Rey. El Real Jaén tiene mucho que trabajar porque no va a bastarle con el juego preciosista que consigue semana tras semana o con estar acertado de cara al gol en la mayoría de los encuentros. Necesita más, pero sobre todo, necesita despojarse de sus miedos.
El equipo de Manolo Herrero volvió a ser superior el pasado domingo en Las Palmas. Víctor Curto se topó con la madera y la derrota campeó, otra vez, en el electrónico. Las sensaciones siguen siendo buenas, pero los puntos son vitales. Por eso este domingo, ante el Córdoba y en un horario casi canallesco para hacer caja, el Real Jaén se enfrenta a sí mismo, a su debilidad en defensa, que parece va puliendo, a su lucha contra los palos y, ante todo, ante esa idea de mala suerte que acompaña a los blancos.
Frente al Córdoba, se antoja transcendental el control del centro del campo, pero también confirmar la mejoría atrás. El derbi andaluz puede ser una buena piedra de toque para confirmar La Victoria como fortín. Indispensable será sumar victorias en casa, algo tan obvio como complicado, para redundar en esa confianza que hace dos semanas a algunos nos hacía espetar que veremos al equipo en la zona media alta a final de temporada.
Pase lo que pase, sobre el terreno de juego el Real Jaén trabaja bien. Otra cosa es lo que podamos pensar de la última decisión del presidente, la de no dar a conocer la recaudación de la taquilla. Desconozco los motivos y por lo tanto, no quiero aventurarme a culparlo sólo a él de esta determinación, pero sería interesante que lo explicara mejor, que se abundara en la transparencia y no todo fueran quejas sobre lo que, además, le corresponde hacer por tener el usufructo de la infraestructura.