Juan Toral // @juatorsan
A estas alturas de la película y sabiendo lo que sabemos, pocos pueden dudar de los efectos beneficiosos de un estilo saludable de vida donde el ejercicio físico ocupa un lugar privilegiado, mejorando parámetros tan importantes como la calidad de vida. Pero tan cierto es ésto, como que en verano tenemos que seguir una serie de recomendaciones, ya que en relación al deporte, tan importante es practicarlo como cómo y cuándo se realiza, ya que es importnate ajustar el tipo de entrenamiento no solo a las características individuales de cada persona sino también a los factores climatológicos, donde la temperatura ambiental es un detalle a tener muy en cuenta.
No debemos caer en errores o autoengañarnos para buscar excusas: con sentido común, el verano es una buena época para la práctica de actividades deportivas, siempre adaptadas a las características de cada persona y al ambiente.
Es por todo ello, que para una saludable práctica deportiva en verano tenemos que tener en cuenta una serie de factores, condicionantes y consejos. No sólo aumenta el mercurio de los termómetros, sino tambíén la humedad relativa, lo que obliga a nuestro organismo a regular la temperatura interna con el consiguiente riesgo de deshidratación.
Llegados a este punto, es buen momento para dar una serie de pautas/recomendaciones para que no vivamos malas experiencias en verano si hacemos ejercicio:
Intentar evitar las horas centrales (11-18h): se aconseja realizar ejercicio fuera de estas horas por lo que la franja horaria ideal sería o bien a primera hora de la mañana o bien a última de la tarde para aprovechar de esta manera las condiciones más suaves.
Correcta hidratación: ya sea antes, durante y después de la práctica deportiva. Esta hidratación debería estar acorde con la duración e intensidad del ejercicio
Cuidar la alimentación: se aconseja que antes de realizar esfuerzos en estas épocas, nos hidratemos y comamos bien. En esta época del año se aconsejan tomar media hora antes del ejercicio alimentos como plátano, uvas o pomelo que por sus características (ricos en hidratos de carbono y bajos en fibra) ayudan a mantener los niveles de glucosa en sangre.
Intentar evitar la exposición solar directa: las ropas oscuras tienen poder para “absorber” la radiación ultravioleta del sol y por lo tanto “captar” calor, por lo que se aconseja vestimenta clara que además transpire. En la mayoría de las ocasiones nos olvidamos proteger nuestra cabeza, por lo que el uso de gorras nos puede resultar muy beneficioso, al igual que las gafas de sol para proteger nuestros ojos.
La piel, la gran olvidada: pese a ser uno de los órganos más extensos de nuestro cuerpo, nos olvidamos de proteger la piel. Es muy importante el empleo de protectores solares para evitar sobreexposiciones y quemaduras que está científicamente demostrado que tienen relación con la aparición de casos de melanomas
Descansar: el descanso es tan importante como el ejercicio físico. Tenemos que cuidar ésto ya que al poder disponer de más tiempo libre en verano, podemos sobrecargar nuestro organismo
Adaptar los circuitos: en el caso de realizar ejercicio en aire libre, sería aconsejable intentar buscar zonas con sombra para evitar los efectos directos del sol
Evitar las duchas frías: muy importante ya que al terminar la actividad el cuerpo nos pide un baño o ducha en agua fría. Pero precisamente este brusco cambio térmico es el responsable de los cortes de digestión y no la falsa creencia popular de bañarnos tras comer.
Si seguimos estos consejos y la lógica que nos marca nuestro organismo, tendremos en el verano una época perfecta para dejarnos seducir por los beneficios del deporte. Y además podemos descrubir disciplinas nuevas como la amplia gama que ofrece la natación y los deportes acuáticos.